La Asociación de Vecinos del Barrio de Casablanca I realizó un continuado esfuerzo hasta que consiguió que el Ayuntamiento le cediera el usufructo de un recorte de espacio libre en una ladera del barrio, con la finalidad de construir un aparcamiento para el vecindario.

El resultado es un cilindro que contiene una lámina helicoidal con 138 plazas de garaje en torno a un patio central que, además, conecta la parte alta del barrio con la parte baja. En la cubierta, una plaza pública, es un privilegiado mirador sobre el Atlántico.

La económica solución minimalista se concreta en el uso de tan solo dos materiales: hormigón y acero, que resuelven tanto las funciones estructurales, como las de seguridad y las de habitabilidad.

La adjudicación de estas plazas de garaje se realizó a un precio aproximado de la mitad de lo que cobra la empresa municipal de aparcamientos.