La actividad de producción de cal fue un elemento principal para el desarrollo industrial de principios del siglo XX en Gran Canaria. El suelo de piedra-cal propició esta actividad en el litoral sureste.

Los Hornos de Risco Verde eran de los más avanzados técnicamente, superponiéndose los más antiguos con otros que ya se mejoraron para cargar directamente los camiones por tolvas, y así reducir el duro trabajo manual.

La intervención recupera unas construcciones que estaban en riesgo de ruina, reforzando las viejas estructuras de paredes de cajón y las vigas oxidadas por la acción próxima del mar.

Una parte de los hornos se destina a museo de sitio, y el mayor de ellos se reutiliza como restaurante, conservando las viejas paredes en su estado original.

Entre estos hornos se da continuidad al paseo litoral, que asciende entre muros de hormigón para continuar hacia la playa de El Cabrón.